El peligro de las carreteras elevadoras

Está claro que las carreteras no pueden elevarse. Por lo menos, en Toledo, donde al menos han ocasionado ya dos muertes. La primera la veíamos en una entrada anterior. Pero el problema ha vuelto a repetirse. Así lo recoge «El Día» de Toledo el 22 de junio de 2001:
«Durante el mes de junio, en la provincia de Toledo el único accidente mortal registrado hasta la fecha ha sido el de este joven de 18 años, Albert J.M., que murio aplastado por una carreterilla elevadora al dar un giro brusco, mientras que otro de sus compañeros resultó herido de levedad al intentar ayudar al fallecido».
Ahora vemos, además, que no depende del tamaño de la carretera, pues las pequeñas también pueden ser mortales. Supongo que, por muy carreterilla que sea, el peso seguirá siendo considerable.