"El Día" de Toledo, 22-6-2001, página 25.Parece ser que para morir hay momentos fáciles y momentos difíciles. Así se desprende de la noticia que aparece en «El Día» de Toledo el 22 de junio de 2001: «Por otro lado, la Ejecutiva Provincial que coordina Juan Ramón Crespo quiere hacer llegar su más profunda solidaridad con la familia del trabajador fallecido en estos momentos tan difíciles».
La noticia se refiere a un accidente laboral. Supongo que morir en el trabajo es hacerlo en un momento difícil. Un momento fácil sería, por ejemplo, morir en la guerra.
Está claro que las carreteras no pueden elevarse. Por lo menos, en Toledo, donde al menos han ocasionado ya dos muertes. La primera la veíamos en una entrada anterior. Pero el problema ha vuelto a repetirse. Así lo recoge «El Día» de Toledo el 22 de junio de 2001: «Durante el mes de junio, en la provincia de Toledo el único accidente mortal registrado hasta la fecha ha sido el de este joven de 18 años, Albert J.M., que murio aplastado por una carreterilla elevadora al dar un giro brusco, mientras que otro de sus compañeros resultó herido de levedad al intentar ayudar al fallecido».
Ahora vemos, además, que no depende del tamaño de la carretera, pues las pequeñas también pueden ser mortales. Supongo que, por muy carreterilla que sea, el peso seguirá siendo considerable.
"El Día", de Toledo, 6-10-2000, página 21.«El Día» de Toledo del 6 de octubre de 2000 explica así el accidente de un obrero: «Al parecer, los hechos sucidieron (sic) el pasado miércoles, cuando el empleado J.M.M.T., de 24 años de edad, cuando cayó la carretera elevadora sobre su cuerpo».
Sé que la noticia es un poco confusa. Pero de lo que consigo deducir, el pobre hombre sólo estaba acostumbrado a manejar carretillas, pero nadie le había avisado que la carretera podía elevarse y caérsele encima. Y una carretera tiene que tener un peso considerable.
"Canarias7", 3-9-2000, página 78.En un gazapo anterior (ver aquí) veíamos que en Navarra, ante la situación de casi pleno empleo, utilizaban trabajadores zombis. Pero he descubierto que también lo hacen en Canarias. Así lo leo en «Canarias7» del 3 de septiembre de 2000: «En la madrugada de ayer, a las 1.30 horas, el fallecido, de 55 años de edad, perdió la vida mientras limpiaba un camión del limpieza (sic) y recogida de basuras de la ciudad».
No entiendo por qué utilizan fallecidos para las labores de limpieza. Tampoco sé como un fallecido puede perder la vida. Pero lo que está claro es que la voracidad de los empresarios es insaciable. Hay que exigir que utilicen trabajadores vivos (por lo menos en los servicios públicos).
El diario «Canarias 7» del 3 de septiembre de 2000 publica una noticia acerca del fallecimiento en accidente de un operario. Dice: «El impacto fue tan fuerte que las puertas metálicas del sistema de prensado de la basura lo decapitaron, por lo que la muerte fue instantánea».
Pero, a continuación, añade: «Los servicios de urgencia y cuerpos de seguridad que se presentaron en el lugar del accidente no pudieron hacer absolutamente nada por la vida del fallecido».
Y qué esperaban que hiciesen: ¿juntar la cabeza con el cuerpo de nuevo? Parece casi una noticia de humor negro.
«La Verdad» de Alicante, el 18 de mayo de 2001 titula: «El Gobierno ‘vende’ una bajada de accidentes laborales el día que ocurre otro en Torrevieja».
La noticia hace referencia a fuentes del Ministerio de Trabajo, en Madrid, y del Servicio de Atención Médica Urgente (SAMU) de Alicante. Pero se ve que el periodista quiere pasar desapercibido, porque firma el artículo como «XXXXXX». Y lo más curioso es el lugar que ha elegido para escribir, porque la noticia está fechada en «NUEVA YORK».
Es notorio que las represalias a los periodistas existen, pero me parecen un tanto exageradas las precauciones tomadas por este colega para criticar al Gobierno.
Hay ocasiones en las que, cuando se lee un artículo, da la sensación de que el redactor tiene que rellenar espacio y para ello alarga las frases de forma innecesaria. La revista «Empresarios» de febrero de 2001 dice: «Los trabajadores de empresas de menos de 50 trabajadores tienen dos y tres veces más riesgo de sufrir un accidente».
Es decir, dos y tres, cinco veces. Puestos a alargar la frase, podría haber escrito «…tienen una y una y una y una y una veces más…».
La revista «Empresarios» de febrero de 2001 explica: «De acuerdo con la última encuesta de Eurostat, en el año 1996 se produjeron en la Unión Europea casi 4,8 millones de accidentes laborales que resultaron en más de tres días de ausencia del trabajo…».
La noticia no especifica cuántos días más fueron, pero así, a ojo, serán varios millones. Porque, si sólo fuesen tres días, resulta que cada accidentado sólo habría perdido, aproximadamente, media centésima de segundo.
Utilizamos cookies propias y de terceros para fines analíticos y para mostrarle publicidad personalizada en base a un perfil elaborado según sus hábitos de navegación (p.e. páginas visitadas).
Más información