
El 31 de mayo de 2006, elcorreodigital.com publica, en su sección de Necrológicas, una esquela de lo más curiosa. Empezando por el nombre del difunto:
«Don Nombre Apellido Apellido».
A continuación señala su doble viudedad. Una de ellas, precisamente, de «doña Nombre Apellido Apellido» (curiosa coincidencia).
Y un poco después indica:
«Falleció en Xxxxxx ayer, día XX de xxxxx de 2003 (es decir, tres años antes), a los XX años de edad…, habiendo recibido los SS. SS. y la B. A. de S. A.
Su esposa, Xxxxx Xxxxx Xxxxx; hijos, Xxxxx Xxxxx Xxxxx y Xxxxx Xxxxx Xxxxx; hijos políticos, Xxxxx Xxxxx Xxxxx y Xxxxx Xxxxx Xxxxx; nietos, Xxxxx Xxxxx Xxxxx, Xxxxx Xxxxx Xxxxx, Xxxxx Xxxxx Xxxxx, Xxxxx Xxxxx Xxxxx y Xxxxx Xxxxx Xxxxx; hermanos, hermanos políticos, sobrinos, primos y demás familia
SUPLICAN a sus amistades una oración por su alma y asistan al oficio funeral y misa de cuerpo presente que se celebrarán en XXXX, xxxx, día XX, a las XX,XX de la tarde, en la iglesia parroquial de Xxxxx Xxxxx Xxxxx, de Xxxxxx, por lo que les quedarán muy agradecidos».
A partir de este momento, la esquela comienza a facilitar una serie de nombres reales (en ningún caso el del difunto) de familiares, así como una iglesia y un horario de funerales. Esta vez sí se trata de alguien que ha fallecido el día anterior.
La verdad es que todo es muy raro. ¿Por qué ocultar la identidad del finado? ¿Acaso se trataba de un agente secreto? Aún así, no entiendo el motivo de seguir ocultándose después de muerto. Otra cosa es lo que hizo Paesa, que contrató su propia esquela para hacer ver que había muerto y así despistar a sus posibles perseguidores.