
«El Mundo» del 3 de septiembre de 2001, en un reportaje sobre el esclavismo, con motivo de la conferencia de Durban, dice:
«Francois, como Oumarou, no era incapaz de contener las lágrimas».
Es decir que, si no era incapaz, es porque era perfectamente capaz de hacerlo. Sin embargo, continúa:
«‘Me tuve que esconder para evitar ser asesinado’, precisó entre llantos».
Soy incapaz de entenderlo. ¿O capaz de no entenderlo?